Después de la excursión campestre por el
Phoenix Park volvemos al asfalto, caminando por la calle Benburth St, paralela
al río Liffey, alcanzamos nuestro próximo destino, Collins Barracks, unos antiguos barracones militares, que fue uno de
los mayores cuarteles de su época, a los que tras la independencia se les
añadió el nombre de Collins, en honor al primer comandante en jefe del ejército
irlandés, Michael Collins, y se le retiraron los nombres de Dublin y de Royal.
El conjunto fue realizado bajo el reinado
de Guillermo III en 1799, diez años antes de la victoria en la batalla de
Boyne. Ahora alberga un anexo del National Museum of Ireland (entrada gratuita en 2009),
con una colección variopinta de objetos, muchos de ellos por supuesto militares. Accedemos al amplio patio, que podía albergar hasta seis regimientos en formación.
Dada la hora que es nos decantamos por comer en la cafetería del museo, con un buffet muy bien surtido (nos van sorprendiendo estas cafeterías de museos en Dublín, como nos ocurrió en la Chester Beatty Library.
En la parte de atrás del museo se encuentra
el cementerio militar de Arbour Hill,
donde reposan 14 de los líderes ejecutados del Levantamiento de 1916, pero no
encontramos la puerta de entrada y desistimos de buscarla.
Temprano comienza a salir la luna, y
es que los días son bien cortos aunque puedan parecer largos por los paseos que
nos damos.
Continuamos caminando por la orilla del río
Liffey y llegamos al James Joyce Bridge,
un puente diseñado por Santiago Calatrava.
Sinceramente me esperaba más del puente
dados los diseños de Calatrava, aunque hay que entender que la anchura del río no permite
grandes estructuras y que habría que saber el presupuesto del que disponía. Aun
así su construcción levantó polémica, y eso que parece que se mantiene en pie sin problemas...
Desde esta zona se divisa el edificio de Four Courts, que alberga el Tribunal
Supremo, aunque el original fue destruido durante la guerra civil irlandesa.
Un poco más adelante se encuentra, con
entrada desde Arran Quay, la zona de Smithfield
Village, zona que se trazó a mediados del siglo XVII para albergar un
mercado, y donde los domingos se celebraba una feria de caballos (no estoy
segura si se sigue celebrando cada primer domingo de mes), que controlaban los
"gipsies" (gitanos irlandeses, lo que me lleva a Brad Pitt en la genial
película de Guy Ritchie, Snatch, cerdos
y diamantes), y ahora están intentando reconvertir la zona que se había
deteriorado bastante para convertirla en otro Temple Bar.
No podemos disfrutar de la plaza, empedrada y teóricamente iluminada por farolas de gas, porque
tiene una gran pista de patinaje justo en medio, y en un lateral una noria,
pero no apetecía mucho ni lo de patinar ni lo de subirse a la noria, tenía que hacer un frío
allí arriba para pillarse una pulmonía; esto mejor con buen tiempo para tener
buenas vistas soleadas. Además la plaza está rodeada de edificios modernos, con lo que imaginarse lo que fue durante el siglo XVII es bastante difícil por no decir imposible, para ello hay que caminar por las calles transversales.
En la plaza el 18 de marzo de 2000 se le entregaron las llaves de la ciudad al cantante Bono, del grupo U2.
En esta zona se encuentra la The Old Jameson Distillery, que aprovechamos para visitar.
Mapa del recorrido:
Mapa del recorrido:
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