24 de abril de 2018

Myanmar - Amarapura - Puente U Bein

El puente sobre el lago

Antes de salir de Amarapura tras la visita al monasterio Maha Gandayon Kyaung le pido a Myo que paremos en el puente U Bein, en el que pararemos de nuevo al atardecer después de visitar otras poblaciones en las cercanías, Sagaing e Inwa. La razón principal es para verlo con la luz del día, con otra luz, y nuestro compromiso es que no nos escaparemos para subir a él, que bajaremos, miraremos y seremos rápidos (quid pro quo que decía Hannibal Lecter, o sea que si perdemos tiempo aquí, podremos perder tiempo para otras visitas en otro lugar). 



Por la tarde como estaba programado volvemos al puente para intentar disfrutar de lo que tenía que ser un bonito atardecer, con colores, luces, sombras, reflejos… Estamos en el lago Taungthaman, lago que una leyenda cuenta que recibe su nombre de un ogro que llegó aquí en busca de Buda. 



Antes de caminar por el puente, Myo negocia por nosotros con un barquero para que nos espere a mitad del mismo y darnos un paseo por el lago (creo recordar que fueron 12.000 kyats -entre 6 y 7€, sin tiempo concertado, el que quisiéramos nosotros, decidíamos cuándo bajábamos a la barca y el tiempo en el lago). Lástima del basurero que hay en la orilla del lago y lo idílico se torna en suciedad. 


En los alrededores del puente hay un buen número de restaurantes y puestos de comida, puestos que también encontramos a la entrada del puente, que no son solo de alimentación, también los hay de souvenirs por supuesto. 



Es un puente peatonal de teca de 1,2 km, construido con madera teóricamente que procedía del antiguo palacio real de Amarapura. Fue construido en 1849 sobre 1.060 postes con unos 6 m de altura, y su nombre lo recibe por un secretario del rey que ordenó su construcción. 


Si hay algo que nos gusta y emociona de Asia es la vida acuática que hay en sus lagos y ríos y las estampas que nos proporcionan. Los pescadores se dedican a su fauna, los barqueros a sus turistas, los agricultores a sus pequeños campos que han plantado, los habitantes a disfrutar de un baño, los patos a su alimentación… el entorno es realmente de gran belleza. 







El puente tiene una forma curvada para hacerlo más resistente al viento y al agua. Durante su recorrido cuenta con cinco zonas de descanso con bancos y sobre todo sombra en los días de calor.



Desde las zonas de descanso se puede acceder, si el nivel de agua lo permite, al lecho del lago. 


En estas zonas de descanso hay puestos instalados, así como junto a ellas. Esos cangrejos rebozados y la tortillas de camarones la verdad es que tenían una pinta estupenda, y el sentido común estomacal te para a comprarlos por evitar un posible contratiempo. 


 
No cruzamos el puente en su totalidad, no vaya a ser que al final lleguemos tarde al atardecer, pero al final nos hubiera dado tiempo a todo. Hemos quedado con el barquero en la segunda caseta de descanso, y él ya nos tiene bien fichados, ¡menos mal!, porque sinceramente creo que ninguno de nosotros le hubiéramos reconocido (tendríamos que habernos fijado en su camiseta y no en su barca). Una vez en la barca, comenzamos a pasear por el lago, lentos, tranquilos, disfrutando del paisaje. 


La mayoría de los pilares del puente son los originales de teca, pero algunos han sido sustituidos por menos bellos, son de hormigón. 




Esta es una fotografía típica del puente, la que es famosa: un monje cruzando por él, pero nos falta el atardecer rojizo a sus espaldas para que sea completo.


Pacientemente el barquero y nosotros esperamos que las luces del atardecer caigan sobre el puente y sus alrededores, pero es un atardecer muy tenue, aunque no por ello dejar ser un momento bello y mágico, que una mujer aprovecha para realizarse unas fotografías con un vestido vaporoso de color rojo intenso que se levanta con el poco aire que sopla esporádicamente. 



En el lago van quedando pocas barca, así que como nos esperamos más luces en el cielo y sí la sombra, le pedimos al barquero que nos lleve a la orilla. Una nota importante, en algunas barcas vimos que la gente llevaba botellas de champán para celebrar y que el momento sea chisporroteante, aunque me da que para algunos podría terminar en zozobra.