Salimos del Memorial Park, y como no
estamos muy lejos de otro parque, Phoenix Park, pero ya no tipo memorial o conmemorativo sino
de los normales, para allá nos vamos por Conyngham Road, en la orilla norte del
río Liffey, que hasta el momento todo lo que hemos visitado se encuentra en su
orilla sur. Está claro que hoy tenemos un día campestre.
Phoenix Park parece que es el parque urbano
más grande de Europa, y a fe que era grande y eso que no lo andamos entero, con
una extensión de más de 700 ha. El parque fue creado por el duque de Ormond, un
virrey de Irlanda, en 1662 como reserva de ciervos y en 1745 se abrió al
público.
Antes de entrar en el parque, desde fuera vemos el
Magazine Fort, un antiguo fuerte convertido en arsenal, donde el IRA robó más
de un millón de proyectiles en 1939.
El parque guarda una historia de
asesinatos: en 1882 un ministro, Lord Cavendish, y un viceministro fueron
apuñalados hasta la muerte en él por miembros de un grupo nacionalista, The
invencibles, que luego fueron ejecutados en la cercana Kilmainham Gaol.
Según entramos seguimos en dirección al obelisco
grande que vemos -seguimos la tónica y pauta marcadas durante nuestra visita por el Memorial Park de guiarnos por los monumentos-, el Wellington Monument, un obelisco de 63 m de altura -ahora me entero
que Wellington era dublinés y eso que estuve en su casa en Londres pero no
recuerdo el dato, aunque será que no le hice el suficiente caso-.
El monumento tiene unas escaleras muy
inclinadas por las que se puede subir con dificultad y precaución, aunque creo
que no se debe hacer, no creo que fueran concebidas para la escalada, aunque esta subida sirve para ver
de cerca los paneles de bronce realizados con los cañones que se capturaron a
los franceses relativos a las batallas de Wellington, donde no falta por
supuesto una de las más famosas, Waterloo.
Salimos al camino principal del parque, con
una calzada central por la que circulan los coches, nosotros caminamos y
caminamos por el carril de las bicicletas, menos mal que este día no había
mucha circulación de ellas y no molestábamos mutuamente. El sol ayudaba a iluminar el parque y a calentarnos
a nosotros, pero poco, que seguíamos con una sensación de frío y humedad para
ir en busca de una chimenea y unas pintas con urgencia.
Pasamos al lado del Zoo, el tercero más
antiguo del mundo, que fue pionero en la cría de leones en cautividad, y del
que salió uno de los leones más famosos y conocidos, el león de la Metro, que
se llamaba Cairbre, pero no entramos.
Llegamos a las inmediaciones de Áras an
Uachtaráin (una pronunciación gaélica de las fáciles), residencia oficial del
presidente de Irlanda desde 1938. El edificio data de 1750 y fue construido por
el guarda forestal Nathaniel Clementes, siendo comprada en 1782 para ser
utilizada por los virreyes británicos, utilizándose con este fin hasta 1922.
A lo lejos distinguimos la Cruz Papal, que
marca el lugar donde el papa Juan Pablo II celebró una misa en 1979, ante una
congregación multitudinaria, más de un millón de personas -hay que tener en
cuenta que Irlanda es mayoritariamente católica- pero no hicimos ni el intento de ir hacia ella por una cuestión de tiempo.
Continuamos caminando por el paseo central y alcanzamos la rotonda donde se ubica el Phoenix Monument,
que nos deja algo indiferentes ante tan imponente nombre de Fénix, ya que en
teoría el pájaro en la parte superior de la columna es un Ave Fénix pero parece
cualquier animal o animalucho, ya el Fénix me lo imagino majestuoso y no esta “cosilla”.
El monumento fue ordenado construir en 1744 por Lord Chesterfield.
Seguimos caminando por ese camino que
parecía infinito, donde pequeños carteles avisaban de lo bueno que es andar
para la salud y para el corazón.
Por un desvío alcanzamos el castillo de
Ashtown, un pequeño torreón del siglo XVII que se dice perteneció a un
antepasado de Daniel O'Connell, que en su interior cuenta con elementos
curiosos como el escalón peligroso o el agujero asesino junto a la puerta (pero
nosotros no entramos a conocerlos porque para no variar la tónica marcada durante este viaje, la puerta estaba
cerrada).
Al lado del castillo se encuentra el Centro de
Interpretación del Parque, y a su alrededor un huerto con un divertido habitante muy útil.
En el huerto había plantado mucho brécol,
alcachofas y algunas flores.
La caminata y el frío han sido
considerables, sensación de frío aumentada por la humedad, así que hasta aquí hemos llegado en nuestro paseo por el parque, aunque nos queda más parque y lugares por descubrir
pero nos damos media vuelta, y justo enfrente de la casa del presidente
irlandés, al otro lado, se encuentra Deerfield, domicilio (que no sé si
embajada como tal) del embajador de los EEUU, instalada en un edificio de 1744
que originalmente era el Lodge del Chief Secretary de la Irlanda británica.
El parque tiene un shuttle que va parando
en los lugares mencionados, así como en otros más alejados a los que nos
llegamos y que pudieran ser interesantes, como un recinto abierto con ciervos, Fifteen
Acres, que en ocasiones salen a pasear por todo el parque y hay cárteles que
avisaban sobre su posible presencia. El camino de vuelta lo hacemos por la
senda destinada a los peatones.
Salimos por una de las entradas principales
del parque, habíamos entrado por un lateral por comodidad y atajo, donde hay
una gran explanada con hay un jardín victoriano de 9 Ha, People’s Garden, pero
el tiempo no está para que crezcan las flores, aunque nos han sorprendido en algún
momento, y lo más curioso es que dentro del parque, junto a la puerta de salida
hay una casa, donde entra una persona, lo que no sé es si será de un guardia de
seguridad, de un guardia forestal....o de un simple ciudadano.
Situación del parque en la ciudad y respecto al Memorial Park.
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