Al
paso, al trote y al galope
Al salir del interesante y bien planteado parque de Esculturas cruzamos el río Mapocho por el puente
de La Concepción.
Por la calle de La
Concepción volvemos a la avenida Providencia, por la que caminamos hasta llegar
a la iglesia de la Divina Providencia,
que está en un profundo proceso de rehabilitación, supongo que debido al
devastador incendio que sufrió en enero de 2011 que la destruyó casi en su
totalidad.
La Orden de la Divina
Providencia, de la que el barrio y la avenida por la que caminamos reciben su
nombre, fue fundada en Montreal (Canadá) en 1843 y sus monjas llegaron a Chile
en 1853.
No cruzamos para
intentar visitar su interior y posiblemente nos equivocamos porque aunque todo pueda ser de nueva reconstrucción podría haber resultado interesante, pero tuvimos dudas de si estaría abierta a los fieles y al público en general.
En este punto
decidimos que seguiremos caminando por la avenida Providencia, los que nos
conocen, bien en persona, bien a través de estas letras, saben que nos gusta
caminar, que es el modo de conocer las ciudades, aunque en esta ocasión cometimos un error de distancias, horario y fuerzas. Es una zona animada, con mucha vida comercial.
En la avenida llegamos hasta una pequeña plazoleta con una escultura y una sala de fiestas con el mismo
nombre que una que fue muy famosa en los años cincuenta y como discoteca en los
setenta-ochenta en Madrid, Passapoga, aunque en Madrid se escribía con una sola
“ese”.
En el cruce de la
avenida Providencia con la avenida Nueva Providencia (antes llamada 11 de septiembre por el golpe de Estado de Pinochet)
la primera se convierte en una amplia avenida, y más delante de nuevo un
parque, el parque Balmaceda, que fue
construido en 1927 tras la canalización del río Mapocho. Lo malo es que pasamos
muy rápido por el lugar y no hay casi fotos, el fotógrafo había puesto la
quinta marcha para llegar a una visita con hora concertada.
En el parque se
encuentra la fuente Bicentenario, que por la noche se ilumina (o por lo menos
eso dicen), que creo que no estaba en funcionamiento, por lo menos no la
recuerdo, y una escultura del escultor chileno
Tótila Albert, Homenaje a Rodó, un
escritor y político uruguayo.
También hay un
monumento a la Aviación, pero no había ángulo (ni tiempo) suficiente para captarlo bien,
aunque se puede intuir que es una pareja de alas muy estilizadas. Detrás del monumento se ve el Cerro San Cristóbal.
Llegar caminando hasta aquí era por
intentar pasear por el parque pero no teníamos tiempo material, se nos estaba
echando literalmente encima; el fotógrafo miraba más el reloj que lugares o ángulos fotografiables o visibles, y yo iba echando el bofe. Desde el parque se ve otro de nuestros destinos a visitar en la ciudad, el cerro San Cristóbal.
Corremos, ya no
caminamos, por la avenida Providencia, por la que continúa paralelo el parque
Balmaceda, y es agradable ver estos pulmones verdes en una avenida que en horas
punta es un caos de tráfico. Podíamos haber tomado el metro, de hecho mucho
antes, pero en el punto que nos encontrábamos era solo una estación, con lo que
seguimos andando hasta la plaza Baquedano,
que a casi todas las horas del día presenta un infierno de tráfico y atasco.
En la plaza hay un obelisco, detrás del cual se encuentra
una estatua, ambos dedicados a José Manuel Balmaceda, presidente que terminó
con la guerra civil en 1891. Por nuestra posición en este
momento no podemos ver la estatua.
A nuestra izquierda
el edificio de Telefónica Chilena, que
desde 1996 a 1999 fue el edificio más alto de Santiago, con 34 pisos y 143 m de
altura. Con este edificio hemos visto los tres más altos de la ciudad, los otros dos son Gran Torre Santiago, Torre Tittanium La Portada, aparte de
la emblemática Torre Entel.
Desde la plaza
Baquedano cruzamos el río Mapocho por el puente Pío Nono, con vistas sobre unos Andes ahora más blancos, más
visibles (con aparentemente menos contaminación) y más resplandecientes.
Por la calle Pío Nono
pasamos junto al edificio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y
por la calle Bellavista por el de la Universidad Andrés Bello, de carácter público.
Estamos otro de los barrios
de artistas con carácter bohemio, no el de Lastarria, se trata del barrio de Bellavista, donde se concentra la fiesta nocturna y multitud de restaurantes,
al que conoceremos más adelante un poco mejor. Desde la calle Bellavista
giramos por la calle Constitución y cada vez nuestro paso es más acelerado y mi
lengua va más fuera.
El amplio recorrido en varios mapas para ver mejor el nombre de las calles:
Moderno y agradable el Sanhattan Chileno y sus alrededores..
ResponderEliminarY efectivamente el mundo se conoced y se disfruta andando, aunque a veces se convierta en una maratón.
Hola Enrique!. Tiene su puntito el Sanhattan chileno aunque NY sigue marcando límites, ahora con el casi terminado One World Trade Center.
ResponderEliminarUfffff, todavía me tiemblan las piernas de este maratón para llegar a tiempo.