Caminando
por Sanhattan
A la salida del
aeropuerto de Santiago tras nuestro vuelo desde Isla de Pascua no nos
espera Luis, que cuando nos recogió a nuestra llegada desde Madrid nos
comentó que se encargaría de nosotros en los traslados en Santiago.
Tenemos que quedarnos
en Santiago a dormir, los horarios de los vuelos nos condicionan, realmente nos
han condicionado mucho aunque salieron enlazados a la primera, y para esta
segunda estancia cambiamos de hotel y de barrio, ya no estaremos en el barrio Lastarria ni en el Lastarria Boutique Hotel, que nos gustó mucho y fue muy cómodo.
El elegido en esta ocasión es el Hotel Intercontinental
y fue por su ubicación, aun sabiendo que estaríamos lejos del centro ya que se
encuentra en el barrio de Las Condes,
que a lo mejor no hubiéramos pisado ni un poco si el hotel no estuviera aquí.
El hotel consta de
dos edificios, uno de ellos con un bonito jardín vertical en su fachada.
La habitación es amplia y cómoda,
más para ejecutivos que para turismo, como el resto del hotel, ya que la zona
donde se sitúa alberga edificios de oficinas y sedes de bancos.
Hemos llegado algo
tarde y aunque el vuelo no ha sido cansado, el día al final se hace pesado,
además hay que sumar dos horas en el reloj, así que tras hacer el check-in y
acomodarnos decidimos subir al lounge,
principalmente porque suponemos que tendrán wi-fi (la teoría era que lo habría
en la habitación pero no fue así, era de pago) y así poder comunicarnos con el
mundo.
Lo que iba a ser un
refresco acaba convirtiéndose en una cena improvisada a base de picoteo, muy bueno y muy
variado, con toques de cocina gourmet.
Aprovechamos el
wi-fi, que solo es gratuito media hora, que es el tiempo que tenemos para el
picoteo más o menos, ya que a las 22.30 cierran el lounge, y en este tiempo hacemos una reserva para una visita para mañana, La Chascona, la casa de Pablo Neruda en la ciudad, reserva que
podíamos haber hecho desde Madrid pero preferimos dejarlo por si nos quedaban
muchos lugares del centro por visitar y al final no podía ser.
En lugar de volver a
la habitación decidimos darnos un paseo por la zona, continuando así nuestros paseos por Santiago, saliendo a la avenida Vitacura,
donde se encuentra el hotel.
Giramos por la calle Isidora Goyenechea, donde hay un
sinfín de restaurantes de todo tipo: argentinos, peruanos, chilenos, españoles,
americanos... para elegir hay un buen número. No caminamos demasiado, más o
menos hasta cuando las luces de los locales dejan de ser continuas y pasa a ser
más oscuro.
Ya por la mañana vemos
que desde el pasillo de los ascensores del hotel hay unas buenas vistas, más o
menos, de los Andes.
Antes de empezar el
paseo por la ciudad en la mañana nos acercamos a la oficina de LAN que hay
cerca del hotel para intentar solucionar el “problemilla” de los vuelos de
Iberia operados por LAN, pretendemos evitar el overbooking del vuelo desde Madrid, pero la respuesta nos deja igual que cómo estábamos o
peor: esos vuelos no pueden ser reservados, hay que esperar al día del vuelo,
ir al mostrador y que asignen asientos… ¡pues vaya, a lo mejor no volvemos a
España!... por lo menos en el día programado.
Frente al hotel se alza
el segundo rascacielos más alto de Chile, la torre Titanium La Portada, que ya habíamos visto anoche desde la
calle Isidora Goyenechea.
El barrio de Las Condes es
conocido como Sanhattan por sus
rascacielos, ¿con este nombre como no estar en esta zona? (nosotros somos unos fanáticos de New York). Vamos viendo algunos
de ellos, como este Titanium, de 194 m de altura, que se terminó de construir
en mayo de 2010, y que no fue afectado por el terremoto de febrero de ese mismo
año, solo sufrió el desprendimiento de uno de los balcones laterales.
Comenzamos a andar
por la avenida Vitacura, y en ella podemos ver a la
derecha la torre de la Industria, de
100 m de altura, construido en 1994, y por detrás de ella asoma el edificio que
será el más alto de Santiago y de Chile, al que nos acercaremos en un paseo.
A la izquierda en la
fotografía anterior se ve el edificio El
Bosque 500, construido en el 2003.
Más adelante se
encuentra la torre Vitacura, que
curiosamente a cada lado tiene oficinas de dos bancos españoles, Banco Bilbao
Vizcaya y Banco Santander, tal y como ocurría en el barrio Cívico (competencia más allá de nuestras fronteras). Frente
a la torre se alza el edificio CCU.
En esta cadena de
edificios, tras el edificio CCU se encuentra el Hotel Radisson, detrás del cual vuelve a asomar el edificio destino
para nosotros, la torre Santiago, todavía en obras.
Entre ambos edificios,
CCU y Hotel Radisson, hay una plaza ocupada por una interesante y
amigable conjunto escultórico, Unidos, obra de 2006 en mármol de Carrara y acero de la escultora chilena Marcela Romagnoli. Nos gusta el espacio y nos gusta el grupo escultórico.
Estando en Sanhattan
no pueden faltar los reflejos de edificios sobre otros edificios, en esta
ocasión sobre el Hotel Radisson, que se convierte en una pantalla gigante.
La otra fachada del
Hotel Radisson da a la avenida Nueva Tajamar.
Desde el cruce se
tiene la vista casi completa de la torre Santiago
(gran torre Santiago; que fue renombrada ya que anteriormente recibía el nombre de torre Gran Costanera), de 60 plantas, un diseño del arquitecto
argentino César Pelli en colaboración con arquitectos chilenos, que se convertirá en el rascacielos más alto de Sudamérica,
con 300 m de altura, al que le falta poco para terminar su construcción, y como esta en fase de acabado sus alrededores se encuentran vallados.
La torre forma parte
del complejo Costanera Center, un
centro comercial de seis pisos, del que recibía su nombre originalmente.
Para cruzar más
fácilmente el amplio nudo de avenidas que se entrecruzan, desde la calle Nueva
Providencia (anteriormente llamada 11 de Septiembre por el golpe de Estado) hasta la avenida Vitacura han construido un paso elevado acristalado,
que da acceso directo al centro comercial, y que aparte de útil resulta bonito.
Desde este paso
elevado vemos al fondo de la avenida Vitacura la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, construida en 1893 en estilo
colonial, que se utiliza para los servicios religiosos de las Fuerzas Armadas y
Carabineros.
También se ve de
mejor forma la escultura a los pies del Hotel Radisson, una espiral en color
amarillo, casi hipnotizante a pesar del color tan llamativo.
Desde el paso elevado también se ven algunos de los
edificios que forman parte de este curioso Sanhattan, a la derecha y a la
izquierda.
Entramos al mall del
Costanera para cotillear un poco, algo rápido que no se trata de comprar. Es un centro luminoso por la amplia claraboya central, se nota su nueva construcción porque está impoluto por todos los lados (aparte del eficiente servicio de limpieza que tiene que tener contratado) y entre tiendas o cafeterías destaca una "cascada" de agua con colores.
Salimos del centro comercial y seguimos caminando por la avenida Vitacura, y en el cruce de esta con la calle Nueva Los Leones, y donde la primera cambia el
nombre a Providencia, dos leones reforzando el significado de la segunda avenida
(parodiando un poco a los Hermanos Marx en el lenguaje).
El interesante paseo en un mapa:
Sanhattan no es Manhattan pero sus edificios, aunque no sean tan espectacularmente altos, resultan efectivos, sobre todo para el fin que están diseñados, y en las calles se pueden ver hombres con trajes y mujeres elegantemente vestidas para un día de oficina.
Continuamos nuestro paseo por el barrio de Providencia para llegar al interesante Parque de las Esculturas.
Continuamos nuestro paseo por el barrio de Providencia para llegar al interesante Parque de las Esculturas.
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