Santiago
cerrado por obras
Desde el barrio París-Londres salimos nuevamente a la Alameda, a la altura de la Universidad
de Chile, que no hay que confundir con la Universidad Católica.
Frente a la puerta de
entrada se halla la estatua del fundador de la Universidad en 1842, el filólogo
venezolano Andrés Bello, que fue Ministro de Instrucción del gobierno de Montt.
Continuamos el paseo
por la Alameda, nuestra intención era girar a la izquierda por la plaza Bulnes
y continuar por el paseo Bulnes, pero está completamente cerrado, una
importante restauración está teniendo en la ciudad, supongo que relacionado con la próxima fiesta patria a celebrar, el 18 de septiembre, aunque también puede ser un necesario "lavado de cara".
En la acera contraria
de la Alameda, y ya veíamos que estaba el acceso cortado por obras, se levanta
la plaza de la Ciudadanía, construida
en 2006, donde se alza una gran bandera de Chile, la bandera del Bicentenario, al
estilo de la de España en la Plaza de Colón en Madrid, pero al parecer sin
tanta controversia, y el Palacio de la
Moneda. Nos gusta el amplio espacio que vemos aunque no podamos entrar.
El palacio presidencial que fue construido como la
ceca nacional entre 1788 y 1805 por Joaquín Toesca en estilo neoclásico. Fue
diseñado con pocos pisos para que resistiera los terremotos. La estatua
corresponde al presidente Arturo Alessandri, que según mis datos se situaba en la plaza trasera del palacio. El palacio fue
tristemente famoso por el bombardeo de la aviación durante el golpe de Estado de Pinochet en 1973.
Bajo el estanque de la plaza de la Ciudadanía se
encuentra el Centro Cultural Palacio de la Moneda, que fue inaugurado como parte del
Proyecto Bicentenario 2010 de la capital, con el que se crearon nuevos museos.
El centro se ubica en parte del sótano del palacio
de la Moneda, y durante nuestra visita se celebra una exposición dedicada al
arte africano.
En el centro también
hay una galería dedicada a la cantante Violeta Parra, cuya canción icono, Gracias a la vida, es como una ironía trágica sobre su vida ya que se suicidó
disparándose en 1967, y de momento escuchamos a la gran Violeta en otra de sus canciones.
Además hay una tienda
de artesanías, con una gran variedad de artículos, y sobre todo de calidad, una cineteca, una
cafetería y un restaurante, Restaurant
Cívico, al que decidimos entrar a
comer, que no era el plan establecido porque la hora es temprana, pero dado el
viaje, el jet lag, el paseo que ya nos hemos dado por la ciudad, creemos que es
la mejor opción por si de repente nos da un bajón -y es que la edad aunque no queramos no perdona- y tenemos que volver al
hotel, por lo menos lo haremos con los estómagos llenos.
No pensábamos que la
comida fuera como para tirar cohetes, pero el resultado final fue muy bueno,
platos sencillos pero bien elaborados. De aperitivo unos trozos de mantequilla
y otros de paté, y unos panes, a partir
de ahora “pancitos”, que estaban de escándalo, en todo el país hay un pan
riquísimo, con el que hay que tener cuidado para no acabar tan redondos como
los propios panes. Los sirven siempre calientes, por lo que supongo que son panes precocinados,
pero no por ello pierden prestancia o sabor.
Compartimos un rico
pulpo al olivo.
Comenzamos una cata
de las cervezas chilenas, en este caso Kross, tipo Golden Ale o Pale Ale.
De platos
principales, un bife chorizo, que en
España sería un lomo alto, acompañado de una
pastelera de choclo,
es decir, un pastel de maíz que en este caso está gratinado con una importante
capa de queso, que ya iremos descubriendo el amor de la cocina chilena por este
ingrediente, al que yo admiro y quiero pero no de forma generosa sobre
cualquier tipo de alimento.
Y un bife ancho, o lomo bajo, con la grasa
veteada ligeramente, acompañado de patatas fritas, unas sencillas y ricas
patatas fritas... sin queso.
Hoy aprendemos algo
más sobre la preparación de las carnes, que normalmente a los chilenos y
argentinos les gusta más bien hecha, con lo que lo que ellos llaman al punto no
se corresponde exactamente con lo que expresamos nosotros, para tener una carne
al punto es más conveniente decir que se quiere a la inglesa; aunque en esta
ocasión nosotros los pedimos al punto y efectivamente llegaron al punto, pero
eso sí, después de contarle al camarero cómo los queríamos en realidad y él entenderlo a la primera y explicarnos a nosotros lo de a la inglesa.
Un apunte importante
es que en Chile es obligatorio, o casi obligatorio, dejar el 10% mínimo de
propina, en algunas ocasiones ya venía incluida en la factura, pero en
puntuales veces.
Salimos satisfechos
del restaurante, al que temíamos por aquello de estar posiblemente más dirigido
a visitantes ocasionales y turistas, con el riesgo que ello conlleva, y lo
vemos y vivimos en nuestras ciudades, teniendo finalmente una buena relación calidad-precio.
Salimos del centro
cultural, admirando el muro sobre el que baja agua de la fuente y una bonita
escultura en el pequeño patio que da acceso al centro.
Seguimos con el
paseo, ya sabemos que la calle Morandé tiene cortado el acceso, así que subimos
por la paralela Teatinos, que también tiene cortado el acceso al Palacio de la
Moneda, y a la ahora su plaza trasera, la plaza de la Constitución, diseñada en
la década de 1930 para crear el Barrio Cívico, con el centro administrativo y
político del país.
En la calle Teatinos,
en un lateral de la plaza de la Constitución, se alza el Ministerio de Hacienda, con una bonita esquina con escultura -muy del estilo de Roma- entre esta calle y
la calle Moneda.
En la esquina de la
calle Teatinos con la calle Agustinas se encuentra el ex Hotel Carrera, ahora
sede del Ministerio de Relaciones
Exteriores o Cancillería. En los tiempos que era hotel, desde sus plantas
superiores se filmó el bombardeo del Palacio de la Moneda durante el golpe de Estado de 1973, ya que era la sede de los periodistas
internacionales, como lo fue el Hotel Caravelle de Saigón -ahora Ho Chi Minh City- durante la
Guerra de Vietnam. Dejó de funcionar como hotel en 2003. Como el resto de
edificios gubernamentales de la zona está en rehabilitación y tapado con andamios.
Giramos por la calle
Agustinas, bordeando la plaza de la Constitución infranqueable, y vemos el
edificio sede de uno de los periódicos importantes de Chile, La Nación, aunque nosotros durante el viaje hemos sido
lectores de El Mercurio.
En la misma calle,
más adelante, se encuentra el edificio del Banco
Central de Chile, con sus imponentes puertas.
Doblamos por la calle Bandera para encontrarnos primero
con el moderno edificio del Banco Santander con un paso acristalado hacia otro edificio de estilo más clásico.
Tras el edificio
surge una bonita esquina en la que hay dos edificios muy parecidos en estilo
renacentista francés con columnas, y entre ambos, en una especie de pequeña
plazoleta hay una fuente. El de la izquierda alberga actualmente la sede del
Banco Bilbao Vizcaya en Santiago, que fue construido entre 1920 y 1923, y desde 1935 hasta 1975
alojó al Hotel Mundial.
El edificio de la
derecha es el de la Bolsa de Comercio,
bolsa de valores establecida en Chile en 1884.
Tras el edificio de
la Bolsa se encuentra el del Club de la
Unión, cuya fachada da al paseo de la Alameda, presentando dos esquinas
similares a la de los dos edificios anteriores, redondeadas con columnas,
aunque en este caso no tiene una cúpula de pizarra.
Es el club de
caballeros más antiguo de Latinoamérica, construido entre 1917 y 1925 por el
arquitecto chileno Alberto Cruz Montt en estilo neoclásico francés. En el año
2006 fue invitada la primera mujer al club. Desgraciadamente no podemos entrar
en él, creo que las visitas sólo son bajo invitación, aunque espero que en
algún momento, aunque sea previo pago, se pueda acceder a su interior, que se
presume lujoso, ornamentado y que posee la barra de bar realizada en roble
tallado más larga del país.
Tras el edificio del
Club de la Unión, en la Alameda, otro edificio capta nuestra mirada, al que ya habéis visto en las fotografías anteriores, y es que
no podía faltar un edificio de este estilo en la esquina con la calle Nueva
York.
Bonitos los paseos en estas dos últimas entregas, lastima que no pudierais visitar el interior de algunos de estos palacetes.
ResponderEliminarCreo que en este viaje mi estomago,(y otras zonas),
no se van a resentir tanto.
Hola Enrique, estos paseos forman parte del Santiago que nos ha gustado mucho, con edificios elegantes. Pues sí, lástima de encontrar todo patas arriba o con las llaves echadas, ¡snif!
ResponderEliminarNi tu estómago (ni otras zonas) se resentirán como con la comida coreana.
Besos!
Fantásticas fotos, maca :-) Y cuantos buenos recuerdos me traen de mi estancia por aquellos lares.
ResponderEliminarUna gran idea la de incluir los mapas de ubicación de los lugares fotografiados. Ayuda mucho a situarse.
Un abrazo
Gracias Peter por tu visita. Me alegra haberte traído buenos recuerdos de tu paso por Chile.
ResponderEliminarCada año una innovación, me pareció que lo de los mapas podía estar bien para hacerse una mejor idea del paseo.
Un beso!