La comida en el Lookout Café la hemos hecho en compañía, aunque en mesas separadas, de un
matrimonio australiano super simpático, siendo hoy su último día en Victoria Falls, y al final el
tiempo ha pasado muy rápido (o todos hemos sido muy lentos, hasta nuestro chófer), con lo que hay cambio de planes, y
les acompañamos al aeropuerto, donde nos despedimos deseándonos todos
los parabienes posibles y casi imposibles.
Desde el aeropuerto volvemos al lodge, no tenemos tiempo de pasar por nuestra tienda para refrescarnos, por lo que según llegamos nos vamos a conocer a Sylvester, un guepardo adoptado por el lodge y el equipo de Wild Horizons, que según llega donde nos encontramos, se escapa de las manos de su cuidador-guía y se queda totalmente en libertad, mal empezamos este encuentro, aunque rápidamente le vuelve a coger de la correa con tranquilidad para todos.
Desde el aeropuerto volvemos al lodge, no tenemos tiempo de pasar por nuestra tienda para refrescarnos, por lo que según llegamos nos vamos a conocer a Sylvester, un guepardo adoptado por el lodge y el equipo de Wild Horizons, que según llega donde nos encontramos, se escapa de las manos de su cuidador-guía y se queda totalmente en libertad, mal empezamos este encuentro, aunque rápidamente le vuelve a coger de la correa con tranquilidad para todos.
En abril de
2010 un game scout de la reserva vio como una leona mataba a la madre
de Sylvester y a sus cuatro hermanos recién nacidos, que no
abrían todavía los ojos, pero Sylvester sobrevivió al ataque, teniendo
todavía su cordón umbilical. Y así llegó el cachorro de guepardo al
lodge, para ser cuidado bajo la supervisión de expertos en estos
animales, y siempre en la creencia de que no sería un animal doméstico,
manteniendo su espíritu salvaje en la medida de lo posible. Hay que
tener en cuenta que un cachorro sin la supervisión de su madre, que es
la que les enseña a vivir, a cazar, a sobrevivir, no duraría nada en la
sabana.
Sylvester lo que quiere es beber agua, por eso ante la laxitud del que sujetaba su correa, se ha podido soltar fácilmente.
Sylvester lo que quiere es beber agua, por eso ante la laxitud del que sujetaba su correa, se ha podido soltar fácilmente.
Sylvester participa en actos con escuelas de niños, y en el lodge puedes sencillamente conocerle, para lo que posa cual modelo, y además puedes optar por dar un paseo con él, nosotros elegimos la primera opción, ya que si creemos que Sylvester sigue siendo en esencia un animal salvaje, con las necesidades alimenticias cubiertas, lo de pasear junto a él como si fuera un cachorro de perro no tiene sentido. Entendemos la salvación del cachorro, y hasta que una parte de él se haya reconvertido al haber sido criado por humanos, pero no podemos terminar de aceptar que sea un animal de exhibición, y eso que ¡aquí estamos!, contradicción total.
El
guepardo es un animal increíblemente elegante, creo que el más elegante, y así nos lo
demuestra Sylvester, que además está atento a los ruidos cercanos o
lejanos, porque estaba muy alerta… y nosotros a su lado.
Cada
uno de nosotros se pone a un lado de Sylvester para hacernos fotografías
con él, pero a mí me miraba y sacaba la lengua, emitiendo además un
tímido rugido, con lo que no me hacía bajar de mi creencia que esto no
es un lindo gatito (el lindo gatito compañero de Piolín), y que cualquier cosa le puede incordiar (la única
condición que establecieron era que nos quitáramos las gafas de sol),
por lo que tendrá que reaccionar conforme a su naturaleza (normal, que
esto debe ser así), y por muchos guías amigos, por mucho instrumento (un
palo) que tengan para protegernos, la reacción podría ser tardía si Sylvester decide hacer un ataque (y tendría toda la razón del mundo) por modesto que este pudiera ser.
No, no estoy tranquila, y mi cara en las fotografías lo demuestran (no
os voy a dar la satisfacción de verme, os lo cuento pero tengo mi
sentido del ridículo).
No ha sido una sesión de
fotos tranquilizadora en mi caso, mi pareja estaba feliz, pero me ha
encantando conocer a Sylvester, ya que además tenemos serias dudas de
que seamos afortunados y veamos un guepardo en libertad durante los safaris que tenemos en este viaje, que sería lo
ideal. Nos cuentan que Sylvester no siempre está atado, que le dejan en
libertad buena parte del día (en su collar lleva un gps para
localizarle), y que tiene acceso a caza soltándole animales, pero que
siempre vuelve, ya que con los guías tiene los cuidados, los juegos, y
su protección. Sylvester no es un animal doméstico pero tampoco es
salvaje, está entre los dos mundos: la naturaleza fue cruel al nacer, y
los humanos lo han rescatado de una muerte segura.
Sylvester es embajador del lodge, y su figura en metal está en una de las mesas del salón.
La
mañana siguiente fuimos testigo del paseo que realizan los guías con
Sylvester por la reserva, se puede comprobar lo tranquilos y
despreocupados que van junto a él, y que no llevan ningún tipo de
instrumento para defenderse o controlarle, solo la simple correa.
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