12 de mayo de 2016

Madrid - Antojería Cascabel


¡Viva México...¡ 

Hacía tiempo que tenía pendiente publicar una entrada sobre un restaurante, y entre unas cosas y otras -la excusa de siempre- no he podido hacerlo, pero como creo que se lo merece, sobre todo por la calidad de su cocina y por el buen hacer (y cantar) de sus camareros. 

En Gourmet Experience, en el centro comercial El Corte Inglés de Serrano, junto al estupendo StreetXo de Daviz Muñoz –la versión más económica y divertida de Diverxo-, y la heladería Rocambolesc de los hermanos Roca, hay otro local que despunta, que es también la versión económica de otro local emergente en Madrid, la Antojería Cascabel, del chef Roberto Saiz, cuyo buque insignia es el restaurante Punto MX, con una estrella Michelin en su palmarés, en el que es imposible realizar una reserva para el día que se desee. Como en StreetXo ya hemos comido dos veces, ambas con excelente resultado gustativo, en esta ocasión le dimos la oportunidad a Cascabel.

El nombre de antojería ya es bueno y divertido, presagiendo antojos gastronómicos; este nombre en México está muy extendido, haciendo referencia a que cada uno come lo que se le antoja, y en ellas se sirve comida no muy elaborada, aunque este no es el caso, es la base pero no el desarrollo y el producto final. ¡Viva México!

Hay un pequeño salón junto a la barra, donde suena la música a todo trapo, muy molesto para nuestros oídos y para mantener una conversación, aunque es el mejor lugar para disfrutar del espectáculo de los camareros, que tatarean las canciones, o las gritan, sobre todo al unísono ¡Viva México cabrones!, de la canción del grupo Molotov. 



Fuente: harpersbazaar.es

 El día que fuimos era soleado aunque fresco, por lo que decidimos apostar por comer en la terraza, con buenas vistas sobre los tejados de la Milla de Oro capitalina. 


Para beber, una cerveza de la casa, y un cocktail Margarita Coyote, que lleva tequila, mandarina y physalis (un fruto muy de moda), ¡buenísimo!, pero mejor controlar un poco porque parece que no, pero se sube lo suyo a la cabeza, sobre todo si se consume rápido, y la comida y el calorcito solar acompañan a hacerlo. 


Con la carta tenemos un problema, porque nos apetece probar todos los platos, y eso es imposible, nuestro estómago, que es muy agradecido y de gran capacidad, no lo soportaría. 


Todos los platos serán para compartir, y comenzamos con un taco árabe, con ternera, tzatziki de chile habanero (para que sea bien picantito -una salsa de origen griego, con yogur, pepino, aceite, limón y en este caso unas hojas de menta-. Muy bueno, comenzamos casi con matrícula de honor, y no solo porque el sabor sea estupendo, sino porque la carne es de muy buena calidad. Pica, pica, tragos de margarita. 


El segundo plato es una flauta de pollo ecológico, y es que no nos podemos resistir a la tortilla de huitlacoche (también se puede llamar cuitlacoche), a la que conocimos en otro restaurante mexicano de Madrid, Entre suspiro y suspiro, y por la que desde entonces tenemos debilidad, aunque se trate del hongo del maíz. Va acompañada de salsa costeña, cuyo ingrediente principal es el tomate, aderezado con ajo, cebolla, cilantro y por supuesto ¡más chile!. De nuevo, rico rico, y pica pica, pues nada, hay que seguir bebiendo. 


Continuamos con unas quecas ahogadas, con los nombres vamos bastante perdidos, pero en carta viene en qué consisten los platos para ir con más seguridad. Se trata de dos quesadillas de queso bañadas en salsa verde de miltomate y crema de rancho. De compañía, cebolla roja y aguacate. Yo pensaba que este plato no me iba a convencer demasiado, y casi termino rebañando el plato con los dedos. 


Con la rica comida picante nos hemos terminado la bebida, con lo que toca una segunda ronda. En este caso, cambio el margarita estupendo por una michelada, una combinación de cerveza con zumo de limón y sal, que no me termina de convencer aunque está buena, pero puestos a elegir prefiero una cerveza bien fresquita. La michelada en México se usa para amortiguar la resaca, o la cruda como le dicen allí, y se puede servir también mezclada con salsas (supongo que picantes mejor). 


Terminamos, y podríamos haber seguido, pero desgraciadamente utilizamos el sentido menos común de todos, el sexto, con un Armadillo, una tosta de pan horneada con frijoles rancheros, pachola de ternera (carne picada con la que se hacen filetes y en este caso viene más desparramada que en figura) y majado de hierbas frescas, que se acompaña de una salsa de chipotle y cítricos que llega en un tubo tipo pasta de dientes. No hay palabras, aquello era una fiesta en la boca, con mariachi incluido. 


Las cantidades en los platos no son precisamente generosas, sobre todo si se comparten, pero creo que la relación cantidad-calidad-precio es bastante ajustada, y lo que hace subir la cuenta no es la comida, a no ser que se piden diez platos, como siempre suele ser, es la bebida, que también podría haber sido más. Los platos cuestan entre 9 y 15€. Un sitio al que volver sin ninguna duda, además la cola suele estar para entrar a StreetXo y aquí es mucho más fácil, aunque como esto es vox populi al final será igual de difícil. Lástima no poder ir a Punto MX para abrir más nuestra mente y nuestro paladar, aunque de vez en cuando echaremos un vistazo a las reservas de su página web, y a nuestro bolsillo, por si los dos se acoplan bien. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario