En casa de Mrs. Nichols
En el número 55 de Mount Vernon St se sitúa el Nichols House Museum (10 $ entrada, visitas guiadas exclusivamente), una casa de cuatro pisos construida en 1804 en estilo federal por Charles Bulfinch, que constituye un modelo arquitectónico en Beacon Hill, realizada en ladrillo con reborde de madera y piedra arenisca.
La casa perteneció a Rose Standish Nichols, viajera, escritora, jardinera (sus libros eran principalmente de jardinería), pacifista, sufragista y miembro fundador del Woman’s International League for Peace and Freedom. En ella vivió desde 1885 -fecha en la que fue comprada por su padre-, hasta su muerte en 1960, tras la cual la donó como museo, en el que se puede conocer el estilo de vida tradicional de Beacon Hill, razón por la que la visitamos. Durante sus frecuentes viajes Rose coleccionó muebles y piezas de arte que se pueden admirar en la casa.
En 1830 la casa fue remodelada, y se añadió un pórtico neoclásico griego. Lo curioso es que esta puerta no se encuentra en la calle propiamente dicha de Mount Vernon St, alineada con las puertas de las demás casas, se hace por un lateral, perpendicular al número 57, donde hay un pequeño patio y jardín.
La casa perteneció a Rose Standish Nichols, viajera, escritora, jardinera (sus libros eran principalmente de jardinería), pacifista, sufragista y miembro fundador del Woman’s International League for Peace and Freedom. En ella vivió desde 1885 -fecha en la que fue comprada por su padre-, hasta su muerte en 1960, tras la cual la donó como museo, en el que se puede conocer el estilo de vida tradicional de Beacon Hill, razón por la que la visitamos. Durante sus frecuentes viajes Rose coleccionó muebles y piezas de arte que se pueden admirar en la casa.
En 1830 la casa fue remodelada, y se añadió un pórtico neoclásico griego. Lo curioso es que esta puerta no se encuentra en la calle propiamente dicha de Mount Vernon St, alineada con las puertas de las demás casas, se hace por un lateral, perpendicular al número 57, donde hay un pequeño patio y jardín.
En el primer intento para visitarla llegamos tarde a la visita guiada, así que la visita la hicimos en el segundo, a las 13.30 h, al que nos incorporamos ya empezada, aunque por pocos minutos, pero era esta oportunidad o ya nos volveríamos a pasar por aquí.
Nuestra guía es Ashley, una joven muy simpática y documentada, y nuestros compañeros de visita un matrimonio estadounidense (creo que californianos) que no dejaban de hacer preguntas sobre todo (cuadros, suelo, papeles, objetos de tocador, de todo aquello que veían, a lo mejor eran unos fervientes admiradores de Rose y querían/necesitaban saber todo de ella), con lo que al final cansaban a Ashley y a nosotros, ya que no eran realmente preguntas relevantes, y esto hacía que el tiempo corriera en nuestra contra para realizar otras visitas en la ciudad. Por supuesto, la visita es en inglés aunque entregan un folleto en castellano con el que poder informarse si no se entiende a la guía.
En la primera planta entramos en la biblioteca, que era el despacho del padre de Rose, médico, dónde recibía a sus pacientes. Sobre la chimenea un retrato de Rose pintado por Polly Thayer, una amiga. Los cuatro asientos alrededor de la mesa son de estilo jacobeo, y fueron realizados por la propia Rose.
Subimos al segundo piso por una bonita escalera de caracol.
En esta planta, entramos al salón, el parlor, que servía como sala de entretenimiento, para bailes y conferencias, donde se reunían hasta 50 personas (algo apiñadas, eso sí a juzgar por el espacio). En una de sus paredes hay un tapiz belga, donde se representan monstruos y un fantástico unicornio. Por supuesto que en esta sala hay muchos detalles, de los que nos enteramos de algunos y de otros no (la falta de entendimiento): mesa, sillas, escritorio, jarrones… Sobre la chimenea una pintura de la laguna veneciana realizada por Francesco Guardi.
En esta segunda planta también pasamos al comedor, cuyo mayor detalle es el papel que decora sus paredes, importado hace más de cien años por los padres de Rose desde Japón. Es un precioso y espectacular papel rojo con un increíble relieve dorado -hay que contenerse para no tocarlo, es una pieza muy valiosa y nuestras manos lo deteriorarían (quizás cubrirlo con un panel de cristal sería buena idea)-. En este cuarto Rose celebraba unas famosas fiestas de té, con invitados entre los que se encontraban intelectuales, escritores, artistas o diplomáticos, con los que le gustaba entablar conversaciones y debates vehementes.
Junto al comedor, como ya nos hemos ido acostumbrado a ver en las casas del siglo XIX, como en Nueva Zelanda o en Elizabeth Bay House en Sydney, la despensa, desde la que poder atender a los comensales. El fregadero es de esteatita -una variedad de talco-, y el ascensor, que comunica con la cocina, todavía funciona.
Subimos al tercer piso.
Pasamos al dormitorio de Rose, que utilizó desde que era niña. La cama es del período Reina Ana.
El dormitorio cuenta con su propio cuarto de baño, donde llama la atención el perfume en la estantería, suponemos que sería el preferido de Rose.
El otro dormitorio de esta planta era el de sus padres, que tras la muerte de éstos pasó a ser la habitación de huéspedes, para terminar siendo el dormitorio de la casera, la Srta King, que vivió aquí durante más de veinte años tras la muerte de Rose, encargándose de cuidar la casa.
Aquí concluye la visita, los cuartos interiores eran para el servicio y en el cuarto piso se encontraban los dormitorios de los niños, pero no accedemos a ninguno de ellos, con lo bajamos al primer piso, y ahora podemos detenernos algo más en la curiosa estantería junto a la ventana.
Terminamos en la cocina y en el lavadero, donde pagamos la entrada ya que como nos unimos al tour que había comenzado se había quedado pendiente, y allí también dejamos el folleto en español que nos habían prestado. La cocina es usada como sede del Club de Jardines de Beacon Hill.
La visita ha resultado entretenida, aunque ralentizada por nuestros compañeros de visita con sus insistentes preguntas. Ya que Rose era jardinera, terminemos con una bonitas rosas blancas.
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