Mirando
hacia arriba
Desde la Cathèdrale Christ Church y sus Promenades continuamos por la Rue Sainte Catherine y luego giramos por Rue
University, a nuestra derecha nos encontramos con el magnífico edificio de Place Ville Marie, que fue el que
inauguró la transformación del centro de Montréal. Se trata de una torre
cruciforme de cristal y aluminio con 188 m de altura, construida entre 1958 y
1962 por el arquitecto Ieoh Ming Pei. Por este edificio volveremos a pasar en
otro de nuestros paseos por la ciudad porque fue importante para el desarrollo
de una estructura tremendamente importante en la ciudad, la ciudad subterránea.
Enfrente se alza el
ya mencionado edificio Altitude Montréal,
de 124 m de altura, que alberga pisos de lujo. Fue construido en 2013 (muy
reciente) por la firma de arquitectos Jean Pierre Lagacé y en su momento fue el
edificio residencial más alto de la ciudad, título que supuestamente perderá en
2017 por la construcción de otro edificio residencial de mayor altura. En sus
pisos superiores hay un restaurante-bar, su nombre, Vertigo Sky Bar (no debe estar nada mal
tomar una copa aquí, aunque habrá que ir preparado en la vestimenta y con la
cartera, que parece que todo es alto aquí).
Hacia atrás dejamos
de izquierda a derecha, aparte del Altitude, el edificio Bell Media Tower; en el centro, terminando en forma piramidal, el 1501 McGill College Building, y a la derecha la ya conocida Tour KPMG.
En el cruce de Rue
University con Boulevard René Lévesque se encuentra la Tour Telus, construida en 1962 por una firma de arquitectos
conocidos por nuestras visitas a New York, Skidmore, Owings and Merrill, con
131 m de altura.
Hacia la derecha
del Boulevard René Lévesque se divisa el rascacielos Tour CIBC.
No nos dirigimos
hacia allí, ya tendremos otra oportunidad, o eso esperamos en este momento, y
nos vamos hacia la izquierda por el boulevard.
Tras el atracón visual de rascacielos, a cada cual más impresionante o estético o alto, en el
Boulevard René Lèvesque nos topamos con la entrada lateral a la Basilique Saint Patrick, de la que no tenía ningún dato, aparte de
estar señalada en el mapa que llevábamos (es imposible procesar toda la información disponible, ya no sólo para un viaje de una ciudad, sino cuando hay programadas varias ciudades y lugares la tarea es laboriosa).
Entramos por la
puerta lateral que hay en el pequeño jardín que la rodea, ya que sus puertas
estaban abiertas seguimos aprovechando la oportunidad y nos encontramos con una
basílica muy amplia, que nos sorprendió gratamente.
La iglesia es
conocida por sus vínculos históricos con la comunidad irlandesa en Canadá (dato
que el propio nombre de Saint Patrick ya revela y por lo que claramente es una
basílica católica) y fue terminada de construir en 1847 en estilo gótico. Tiene
unas medidas de 71 m de longitud y 32 m de ancho.
En la basílica
destacan infinidad de elementos: en el altar, el retablo en piedra, y en las
naves laterales, de nuevo los altares, igualmente de piedra, de las capillas.
La altura de las
naves también es considerable, lo que unido a su longitud produce mayor sensación de espacio; y su bóveda, soportada en columnas de mármol,
está sencilla y bellamente decorada.
El trabajo en madera
de bancos, escaleras, púlpito, confesionarios, bancada superior, consigue darle
un ambiente muy cálido (aunque en invierno el calor lo ofrecen unos largos radiadores al
frente de cada bancada). Las vidrieras aportan colorido y luminosidad.
No recuerdo haber
dado la vuelta para ver la entrada principal de la basílica, el caso es que no
dispongo de fotos de ella, por lo que supongo que sería por ello, aunque me
extraña que no lo hiciéramos, pero este viaje he intentando (y más o menos
conseguido) ir más relajada, disfrutando de los pequeños detalles en sus
momentos, y menos pendiente de llegar a tal sitio y verlo todo (aunque a la vuelta me produce cierta sensación de desazón he de reconocer).
El mapa y los lugares:
El mapa y los lugares:
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