La
cueva de los caníbales
Desde Ahu Vinapu en dirección a Hanga Roa hacemos la última visita del día: en el lado
suroeste de la isla y muy cerca de la ciudad, se encuentra la cueva Ana Kai Tangata (mirar mapa).
Un camino conduce
hasta el acantilado sobre el mar, donde rompen las olas produciendo el siempre bonito espectáculo de la espuma, con un color azul increíble, como si alguien estuviera pintando las olas para que todo sea perfecto.
El camino desciende
hasta la cueva, cuyo significado es el siguiente: Ana-Cueva, Kai-Comer, Tangata-Seres humanos, la cueva de los
antropófagos o de los caníbales, porque la leyenda (o no) cuenta que aquí se practicó el canibalismo, por
sobrepoblación y falta de comida en la
isla, aunque hay pocas teorías reales que apoyen esta teoría, con lo que también
podría significar cueva donde los hombres comen.
Lo que sí parece
estar demostrado es que en la cueva se construían pequeñas canoas, vaka ama, realizadas con tablas cosidas
cuando ya la madera escaseaba en la isla.
En el interior de la
cueva se pueden ver pinturas representando al Manu Tara, el gaviotín
apizarrado, del que buscaban el primer huevo desde la aldea ceremonial de
Orongo para el ritual del Tangata-manu, el hombre pájaro. Están realizados con
los colores rojo, blanco y amarillo, aunque de este último no queda mucho
rastro.
Si bien el interior
de la cueva es lo que hemos venido a ver, y por supuesto vemos, el exterior, con el océano
formando una especie de piscina natural, las olas golpeando las rocas y los
tonos profundamente azules de algunas zonas nos tiene a todo el grupo
subyugados y forma parte de la visita y el espectáculo.
Hay que tener cuidado
al entrar en la cueva, un cartel avisa de derrumbes, aparte de la subida de la
marea. La pena es no poder quedarnos a contemplar la posible puesta de sol en
este lugar
.
Con la minivan nos van dejando como en un reparto cualquiera en nuestros hoteles, pasando por el pequeño puerto pesquero al sur de Hanga Roa.
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