Nitrógeno y agua
Un día más o un día menos en Corea, ya se sabe,
aquello de la botella medio llena o medio vacía, nosotros la vamos llenando de
muchos recuerdos, muchos lugares, muchas sensaciones. El dia amanece grisáceo,
nublado y con presagios de lluvia, desde que nos hizo acto de presencia en
Gyeongju no nos ha abandonado, no ha sido
molesta y en ocasiones se ha agradecido, pero es realmente molesta para
realizar excursiones y visitas.
A la hora y media de viaje toca la parada de descanso
y avituallamiento, pero como no tenemos hambre nos dedicamos más que nada a
curiosear por el lugar.
Vemos un puesto de helados curioso, que ya
habíamos visto en otros lugares pero hasta el momento no habíamos fotografiado.
Se trata del “helado del futuro”, bolas de helado que se consiguen mezclando el
helado derretido con nitrógeno y que parece que se comen como si fueran
cereales; pero es demasiado temprano para realizar una prueba (ahora me arrepiento, y es que en ocasiones debo seguir mis impulsos). Por supuesto se
trata de un invento norteamericano, dippindots.
Entramos en la provincia de Gangwon-do (mirar mapa), que corresponde a la mitad sur de la provincia que
en su día pertenecía al país completo de Corea, quedando dividida tras la guerra.
Durante la guerra esta zona sufrió muchas feroces batallas principalmente por
la posición estratégica de sus montañas.
Gracias a sus ricos recursos naturales, como el
carbón y la madera, propiciaron el desarrollo de las comunicaciones por
carretera y tren. Cuando en la década de 1990 muchas minas de carbón cerraron
se crearon oportunidades de empleo a través del turismo, ya que la combinación
de montañas y playas hace de esta provincia un lugar ideal para vacaciones.
Sonia sigue sorprendiéndonos y como estima que
vamos bien de tiempo, primero realizamos una visita no programada. Junto a la playa Hajodae hay un bonito acantilado
con un paseo costero.
El paseo pasa por el pabellón Hajodae, del que no hay fotografía, supongo que al
reportero fotógrafo ya no le gustó, vería más de lo mismo y no le convenció,
preferió deleitarse con las bonitas vistas. El pabellón es una reconstrucción
de 1998, siendo construido el original durante el reinado del rey Jeongjong
(1357-1419), siendo reconstruido y destruido en varias ocasiones con
posterioridad, la última durante la Guerra de Corea.
El pabellón es el típico de forma hexagonal, y por su arquitectura y situación recuerda mucho al que vimos en Buyeo sobre la roca Nakhwaam.
La característica principal es que se encuentra en
la cima de una pequeña colina con vistas al Mar del Este (Mar del Japón que
dicen los japoneses). Frente al pabellón hay una roca en la que un gobernador
del rey Sukjong (1674-1720) grabó los caracteres Hajodae.
El paseo, muy corto, conduce hasta un faro
reluciente de blanco.
Se puede dar la vuelta alrededor del faro, pero
conlleva su riesgo, porque se hace andando sobre rocas que hoy están
resbaladizas por la lluvia, con lo que sólo nos asomamos un poco los turistas
más precavidos, que otros por hacerse la foto de recuerdo tienen sus pequeños
tropiezos y sustos para todos.
¿Y la playa de Hajodae?, pues sí la vimos desde el
coche pero imposible lanzar una foto con los cristales empapados de agua, y
entre curva va y curva viene, pero tenía muy buena pinta, y lo escribe una persona no muy
playera.
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