Las estrellas que guían el mundo
Cruzando la calle Daejongno desde Tumuli Park se encuentran
varias tumbas más, en el área de Hwangnam-dong, siendo una zona de acceso libre.
Se piensa que aparte de los túmulos visibles también hay tumbas sin
montículos, por lo que la zona está considerada de gran valor histórico.
También se pueden ver las bases de las columnas de los edificios que
existían en el palacio o fortaleza de Balwolseong, la fortaleza de la media
luna que recibe este nombre por la forma del complejo; fortaleza de la que forma parte el estanque Anapji.
Al lado de Tumuli Park se halla Wolseong Park y en este parque
se encuentra el observatorio Cheomseongdae
(500W; mirar mapa), la torre astronómica más antigua que se encuentra en el este de Asia. Su nombre
significa, como no podía ser de otra manera, “la torre de observar las
estrellas”.
Fue construido en el año 634, durante el reinado de la reina Seondeok de
la dinastía Shilla, en piedra de granito. Tiene una altura de 9,4 m y un diámetro
de 5,17 m. La plataforma de observación se desvía 16º a la derecha desde los
cuatro puntos cardinales (sinceramente no entiendo la utilidad y el significado
de esta desviación pero supongo que es un dato interesante tanto
arquitectónicamente como astronómicamente para aquellas personas que estudien o
les interese el tema y por eso lo "copio y pego").
Su poco común forma de botella -y en Jeonju vimos la asociación perfecta de continente y uso- según los investigadores se debe a que su construcción sigue
alguna compleja fórmula matemática. Los doce pilares de la base, colocados en
un cuadrado, tres a cada lado, parecen corresponder a los meses del año y a las
estaciones del año. La torre aporta un sentido de equilibrio, armonizando las
líneas rectas con las curvas. Las explicaciones que he encontrado son tan complejas que en esta ocasión sí me ha parecido demasiados datos para escribirlos, mucha técnica escrita con poca práctica.
Hasta el nivel doce de la torre, el interior está relleno de tierra y
piedras. Entre los niveles 13 y 15 hay una abertura cuadrada, orientada al sur,
que servía como entrada con alguna escalera, y desde esta abertura se accedía a
la parte superior u observatorio. Por encima de esta abertura se levantan otros
doce niveles.
Durante más de dos mil años, los astrónomos estudiaron los movimientos
de las estrellas y los planetas, predecían eclipses lunares y solares así como
los cursos de los cometas. Tras los estudios que realizaban informaba al rey o
reina con sus conclusiones y éste actuaba de acuerdo a ellos y a sus
predicciones. Así, las estrellas dictaban la política, las celebraciones, las
guerras y los festivales, pero también modelaban la opinión de las personas y
el curso del universo (menudo poder el de estos elementos celestes).
Durante esta visita nos ha caído una lluvia atroz, fina pero fuerte y
tipo cortina, y mientras casi todo el mundo se refugiaba del agua, nosotros hemos dado la vuelta a la torre, no para desentrañar su secreto de
piedras colocadas bajo esa compleja fórmula matemática, sino por verla desde
todos los ángulos, por lo que hemos terminado calados a pesar de intentar
refugiarnos bajo un paraguas.
En lugar de terminar las visitas de hoy, damos un pequeño salto temporal, porque al día siguiente, por una de esas peticiones raras mías, visitamos en
Wolseong Park otra edificación, que en este día no visitamos, y eso que se
encuentra al lado del observatorio, por lo tanto también formaba parte del
palacio Balwolseong.
Se trata del Seokbinggo
(entrada gratuita, pero no se puede entrar en la construcción), “la casa de
almacenamiento de hielo”.
Es una caseta de piedra y tapada por un montículo de tierra utilizada
para el almacenamiento y la conservación de hielo, como su propio nombre
indica. Fue construido en 1738 en el lado norte del palacio, durante el reinado
del rey Yeongjo, de la dinastía Joseon, tal como figura en la piedra superior
de la entrada. En realidad fue construido unos 100 metros al este y tres años después
de su construcción, en 1741, se trasladó a este lugar.
En su construcción se utilizaron más de 1.000 piedras rectangulares, y
sus medidas son 19 m de largo, 6 m de ancho y 5,45 m de alto. El techo es
abovedado y la planta del suelo está inclinada para facilitar el flujo de agua
cuando el hielo se derretía.
No se puede acceder al interior, hay una verja que impide el paso pero
desde ella se pueden realizar fotos.
En el techo abovedado hay tres conductos de ventilación.
La razón que me motivó venir a este lugar es simple, es la unión de
culturas, ya que en España todavía se conservan multitud de neveros o edificios
para el almacenamiento de hielo, muchos de ellos de origen musulmán, como el
que tuvimos ocasión de ver en Medinaceli.
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