14 de diciembre de 2015

Uzbekistán - Tashkent - Lotte City Hotel Tashkent Palace


Salom alaykhum!

Tashkent significa "ciudad de piedra", tiene una población de dos millones y medio de habitantes y está situada muy cerca de las fronteras con Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán (el mundo del "tan").  

Los primeros indicios de asentamientos humanos se remontan hacia el siglo II a.C. Posteriormente pudo ser la capital de verano del reino Kangju, de origen turcomano. Hacia el siglo VII la región donde se asienta fue conocida como “Chach” o Chashkand”, que contaba con unos treinta pueblos que habían establecido un sistema de canales desde el río Syr Darya, y en este momento ya era un importante centro de tránsito de las caravanas procedentes o con destino en China.

Durante la dominación de los persas sasánidas (819-999), la ciudad era conocida con el nombre iranio de Binkath, hasta que un siglo más tarde fue rebautizada por la dinastía karajánida con el nombre turco de Toshkent.

El mongol Gengis Kan destruyó la ciudad en 1219, perdiendo la importancia en la región, que no recobraría hasta el imperio timúrida y sobre todo con la dinastía shaybánida, en los siglos XV y XVI.

En 1809 tenía unos 100.000 habitantes y la mayor riqueza de las ciudades de Asia Central. Tashkent pasó a formar parte del kanato de Kokand, permaneciendo bajo su dominio hasta 1865, cuando el ejército zarista al mando del general Chernyaew, anticipándose al emir de Bukhara que quería anexionarla a su territorio, la conquistó.

El zar Alejandro II nombró a Tashkent capital de la provincia rusa del Turkestán y el general von Kaufman se instaló como gobernador. En 1918 perdió el estatus de capitalidad de la República Soviética de Uzbekistán, que pasó a Samarcanda, para recuperarlo en 1930.

El 25 de abril de 1966 la ciudad sufrió un terremoto brutal que destruyó 80.000 edificios, y en los años siguientes se reconstruyó siguiendo el plan de urbanismo de la típica ciudad soviética: anchas avenidas, plazas grandes para desfiles militares, parques, monumentos y grandes bloques de hormigón para viviendas.

En 1991, con la independencia, Tashkent era la cuarta ciudad más grande de la extinta URSS.

El hotel de Tashkent fue la única licencia que me permití cambiar del tour contratado, el elegido inicialmente no me convencía demasiado, y es que un país que se está abriendo al turismo poco a poco tiene que adecuarse a él, y aunque los hoteles pertenezcan a cadenas internacionales reconocidas no siempre se obtiene la misma calidad que en Europa o en el resto del mundo.

Nos alojamos durante nuestras tres estancias en la capital en uno de los hoteles más antiguos de la ciudad, construido en 1958 y reformado completamente en 2013, Lotte City Hotel Tashkent Palace, gestionado –creo que precisamente desde la última reforma- por empresarios de Corea del Sur, que tienen establecidas relaciones comerciales con Uzbekistán en varios campos, incluso el automovilístico. En la cadena Lotte nos alojamos en la bonita isla Jeju-do durante nuestro viaje por Corea del Sur; además esta cadena comercial también tiene centros comerciales, aunque no de momento de Uzbekistán. La agencia de viajes creyó que era un buen cambio, y ellos ya conocen nuestros gustos, y creo que fue un acierto, sobre todo por ubicación. 



Oyott nos ayuda a registrarnos, nos da la cita para las 10 de mañana, todos tenemos que descansar algo antes de comenzar a recorrer la ciudad, porque entre unas cosas y otras nos iremos a dormir a las cuatro de la mañana. En recepción se quedan nuestros pasaportes para realizar trámites, el Estado tiene que saber dónde estás al menos cada tres días. Antes los turistas tenían que registrarse en oficinas de viajeros (no sé si los que viajan por libre y se hospedan en otros tipos de alojamientos o con familias tendrán que realizarlo por su cuenta).

Junto a recepción el bar con cómodos sillones para tomarse un refrigerio o para la espera de transporte, o del guía a sus turistas. 


En este hotel pararemos en tres ocasiones diferentes, y en esta primera vez nuestra habitación está situada en la tercera planta, Samarkand, una bonita bienvenida de nombre. Cuenta con más de 200 habitaciones, que se reparten en largos pasillos. 


La habitación es cómoda y amplia, con sitio para dejar las maletas y que no molesten, un escritorio, una butaca con una pequeña mesa, un mueble con minibar donde se encontraba la televisión de buen tamaño, y sobre todo, una cama king size muy agradable, con un edredón quizás demasiado caluroso que hacía que tuviéramos que poner el aire acondicionado más alto de lo que nos hubiera gustado, y aun así terminábamos pasando calor durante la noche (a no ser que hubiéramos regulado la temperatura a 18º y no era cuestión). El baño correcto, con las amenities clásicas que te hacen la vida más cómoda.

Todos los días nos dejaban dos botellas pequeñas de agua mineral, que solíamos utilizar no solo para beber sino para lavarnos los dientes (por si acaso, por aquello de evitar una gastroenteritis o una diarrea, aunque en ocasiones la rutina diaria te hace utilizar el agua del grifo). 



El hotel cuenta con un patio con algo de jardín en el que por las mañanas sirven el desayuno, si se quiere comenzar el día ya con calor, que a primera hora ya aprieta con fuerza, patio que además es el lugar donde instalan el puesto para elaborar los huevos fritos o las tortillas. Por las noches, se puede tomar una copa, e incluso, la última noche parte del patio fue utilizado para celebrar una fiesta privada (eso sí, respetuosa, que a las once en punto de la noche se terminó sin alargamientos). 


Junto al patio, la piscina, en la que casi siempre había gente, desde por la mañana temprano hasta última horas de la tarde, lógicamente horario este mucho más frecuentado. 


Salom Alaykhum!, ¡que la paz sea contigo!, es el modo de saludar, y es la grafia uzbeca que tengo, pero se puede escribir de diferentes modos. Hay que responder, Aleykhum Salom! Aunque Tashkent es una ciudad muy rusa, con lo que sería mejor utilizar el ¡Hola! ruso, Zdrast-vuy-tye!
 

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