Festines reales funerarios
En la parte sur de los terrenos del palacio Changgyeonggung había un paso
al cercano panteón de Jongmyo, pero durante la ocupación japonesa se construyó la
calzada Yulgong-ro con la finalidad de ser una división simbólica entre ambos, aunque parece que también
había un paso elevado que los comunicaba y que supuestamente tenía unas horas fijas de
acceso. Nosotros al pasar por allí vimos un paso elevado cercenado, y unas
obras de construcción y regeneración de la zona, pero no vimos ningún paso.
Con el paso supuestamente cortado, sólo nos quedó dar la vuelta a la
muralla del palacio Changgyeonggung y del palacio de Changdeokgung, ya que están
conectados, pasando por la puerta de este último, y a esta altura giramos hacia
la izquierda, y callejeamos un poco.
Así, caminando, nos encontramos con el Templo Mahabodhi, con su pequeña en tamaño pero imponente puerta. No
entramos porque nos produjo pudor y respeto, al ver a la gente orando y
realizando tareas de limpieza, y es que no es lo mismo entrar en los templos
turísticos, con mayor o menor intensidad de tráfico, que en este templo, que
fue encontrarlo de casualidad.
A la entrada del templo un panel cuenta su historia. Fue construido por un
monje budista, un maestro zen de nombre Yong Sung, para uso del Movimiento para
la Independencia de Corea durante la ocupación japonesa. Yong Sung compró el
terreno para construir el templo en 1912, y en esta época conoció al
pro-independentista Kim Gu, que este mismo año fue encarcelado por sus actividades.
Kim Gu escapó de la cárcel y más tarde se convirtió en un monje budista, pero
no dejó de dedicarse al movimiento de liberación del país. Cuando Kim Gu se
exilió a Shangai, Yong Sung le proporcionó fondos para apoyar sus actividades
en el país vecino.
El 1 de marzo de 1919, 33 representantes del Movimiento por la
Independencia, entre los que se encontraba Yong Sung, declararon la
indepenencia de Corea en un parque cercano al templo, el parque Tapgol, por lo que fue
encarcelado durante dos años. Tras su liberación, Yong Sung siguió formando
parte en secreto del movimiento, al tiempo que traducía escrituras budistas y
enseñaba la doctrina de Buda. También compró dos huertos y apoyó al Ejército de
la Independencia en Manchuria, por lo que los japoneses confiscaron la propiedad
del templo en 1931.
Yong Sung falleció el 24 de febrero de 1940 en el templo. Corea se
declaró independiente, tras la liberación, en 1945.
Llegamos hasta nuestro destino, el Santuario
Jongmyo (1.000W; pero no recuerdo si pagamos o la entrada de
Changgyeonggung nos permitió entrar; estación Jongno 3 (sam)-ga), con entrada
por la calle Jongno).
Jongmyo era el santuario de la dinastía Joseon, donde se realizaban los
funerales para los reyes y reinas y donde están consagradas sus tabletas
funerarias. El panteón original fue construido en 1395, durante el reinado del
rey Taejo, tras la elección de Hanyang (hoy Seúl) como la capital del reino, pero
fue destruido durante la invasión japonesa en 1592 y se reconstruyó en 1608.
El santuario se ubica dentro de un extenso parque, en el lado este del palacio real,
siguiendo los principios confucianos. Con el paso del tiempo, de reyes y
reinas, el santuario se fue ampliando.
Tras la muerte de un rey o reina, el duelo en el palacio duraba tres
años, tras este periodo, las tabletas de los fallecidos (conteniendo sus
nombres) eran trasladadas a Jongmyo para ser consagradas. Las tabletas de los
reyes Yeonsangun y Gwanghaegun, que fueron depuestos, no se encuentran en el
santuario.
Según el confucianismo, el espíritu se separa del cuerpo tras la muerte
y se va al cielo, mientras que el cuerpo vuelve a la tierra. Por este motivo,
se construyen las tumbas para enterrar el cuerpo, como las que vimos en el Tumuli Park en
Gyeongju, y estos santuarios para consagrar el espíritu.
Tras el fallecimiento, los cuerpos se vestían con nueve capas de prendas de vestir, estando
con ellas de dos a tres días, en los cuales se les podía seguir colocando capas
de ropa y mantas. Tras cinco días, se les colocaba un segundo vendaje, pudiendo
llegar a alcanzar las noventa capas de ropa (yo leo los números y alucino).
Durante el periodo de luto, el cuerpo se guardaba en una habitación con hielo
para evitar la descomposición.
Al morir el rey, las puertas de los palacios y las de la ciudad se
ordenaba que estuvieran custodiadas fuertemente, los mercados cerraban por
cinco días, y se prohibía el matrimonio y las actividades de carnicería.
Las leyes para alojar las tabletas funerarias eran muy estrictas
respecto a las mujeres, sólo las reinas declaradas y no las madres de rey, como
el caso de la madre del rey Yeongjo, que había sido cortesana pero nunca fue
reina, por lo que no tuvo derecho a colocar su tableta en el.
Durante la invasión japonesa de 1592, las tabletas fueron custodiadas
por un plebeyo en su casa para preservarlas de la posible destrucción, siendo
devueltas a sus lugares tras la liberación.
El santuario fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en
1995.
Entramos por la puerta Odaemun.
Tras la puerta, el camino por el que entran y salen los espíritus, que recibe el nombre de Sillo, a cuyos lados hay dos estanques. El
camino central de este pasillo empedrado era utilizado por los oficiantes para
transportar las tabletas, el incienso, las oraciones y las ofrendas; el camino
a la derecha estaba reservado para el rey, y el de la izquierda para el
príncipe (esto si que es una diferencia respecto a los pasos centrales reservados al rey en todos los palacios visitados).
Tomando el camino del estanque Jungyeonji,
a la derecha, se llega a la zona de Hyangdaecheong,
que servía de almacenes de objetos rituales, guardándose por ejemplo el
incienso, papeles y las ofrendas concedidas por el rey el día anterior, que
serían utilizadas en los ritos.
En primer término se encuentra el pabellón Mangmyoru, donde descansaba el rey cuando visitaba Jongmyo a rendir
tributo a los reyes y a tomar parte de los rituales. También se utilizaba como
oficinas y como lugar de meditación, guardándose libros en su interior.
A la derecha de este pabellón se encuentra un pequeño santuario con el
retrato del rey Gongmin, de la dinastía Goryeo, lo que resulta curioso siendo
un santuario dedicado a la dinastía Joseon.
Se entra a un patio, donde se sitúa el pabellón Hyangdaecheong, que está dividido en dos partes (supongo que
aprovechando la distribución original y no realizada a propósito con fines de
exhibición).
A la izquierda se exhiben objetos relacionados con los ritos, vasijas
que contenían comida y bebida, así como lo que parecen libros y las cajas que los
contenían. Un derroche visual.
A la derecha se proyectaba un vídeo sobre los ritos funerarios, supongo
que consistiría en la grabación de los que se siguen realizando en la
actualidad. Pero no llegamos a entrar porque ya nos habíamos colocado las
zapatillas y porque los casilleros del otro lado estaban llenos de zapatos y
zapatillas, lo que nos hizo pensar en aforo completo y nada refrescante, pero
creo que ver el vídeo ayudaría a clarificicar las ideas confusas sobre estos
ritos aunque se emita en coreano y supongo que en inglés. Lo único que captamos fue la fotografía de la fotografía, que da una idea de la magnitud de estas celebraciones.
Frente a Hyangdaecheong otro pabellón donde los oficiantes de los
rituales descansaban y esperaban las celebraciones.
En el patio también se encuentra el camino de baldosas por el que se
tenía que llevar el incienso en el recinto (curioso esto de seguir el camino de
baldosas negras - las amarillas para El Mago de Oz-).
El camino conduce hasta el área de Jaegung,
donde el rey y el príncipe heredero se preparaban para los rituales ancentrales.
Al frente -o norte- de este recinto se sitúa Eojaesil
(en la fotografía inferior), el pabellón del rey; a la derecha -o este-, Sejasaejil, el pabellón del príncipe, y a la izquierda -u oeste-, Eomokyokcheong, un cuarto de aseo para ambos. En el exterior del primer edificio
hay calderos de bronce con agua para asustar a los demonios del fuego.
El rey y el príncipe venían a estos pabellones para purificar sus
cuerpos y sus mentes, entrando por la puerta principal (por la que hemos
entrado) y salían por la puerta oeste (en la fotografía se ve la puerta este)
para llegar a la sala principal donde se llevaban a cabo los rituales,
Jeongjeon.
En el interior de estos pabellones hay varios objetos, como un pequeño
palanquín para transportar al rey por el santuario.
En otro pabellón hay unos bonitos biombos y un trono real, que también
es portable (vamos, que al rey lo de caminar no le gustaba nada).
Por la puerta oeste, como los reyes y príncipes, salimos al área de
Jeongjeon.
Pero antes de entrar en ella, curioseamos el exterior y la cercana zona
de Jeonsacheong, a la derecha de la
puerta de entrada a Jeongjeon. Esta zona era la de la cocina, donde se
preparaban los alimentos para los rituales, aunque no entramos porque estaban
realizando trabajos de restauración. En su interior se guardaban los vasos,
vasijas e instrumentos necesarios para estas celebraciones.
Frente a la cocina, en el suelo una plataforma de piedra y baldosas, Chanmakdan, donde se realizaba la
inspección de los alimentos preparados en la cocina, asegurándose de estar bien
colocados en los platos y recipientes antes de ser llevados al altar del santuario.
Detrás hay otra plataforma pero de menor altura, Seongsaengwi, donde se realizaba la inspección de los animales que
serían sacrificados: vacas, ovejas y cerdos.
A la derecha de Jeonsacheong, un pequeño patio rodeado por un muro y con puerta, en
el que se encuentra Jejeong, un pozo
de donde extraían el agua para los rituales.
Entre Jeonsancheong y la puerta de entrada a
Jeongjeon un pequeño pabellón, Subokbang,
utilizado por los guardias del santuario.
Ahora sí entramos al área de Jeongjeon, la zona donde se sitúa el pabellón principal del
santuario; tras la puerta principal, hay otra puerta, una zona
más alta en el camino que recibe el nombre de Panwi,
y era el lugar donde el rey y el príncipe paraban para presentar sus respetos a
los antepasados antes de comenzar la ceremonia.
Jeongjeon es uno de los pabellones más largos del mundo
construido en madera, y realmente es imponente su tamaño ante nuestros ojos.
Jeongjeon se sitúa frente a un gran patio, de 69 m de largo y 109 m de ancho. Tiene 19 habitaciones que albergan las
tablas funerarias de 49 reyes de la dinastía Joseon, desde el primero, Taejo,
hasta el último, Sunjong, y de sus reinas. Originalmente constaba sólo de 7
habitaciones, pero a medida que avanzaba el tiempo, y con él la dinastía, se fue
ampliando. Los veinte pilares redondos proyectan la dignidad y la grandeza de
la familia real.
Cada una de estas habitaciones se decoraba como las
utilizadas por los reyes en vida, y en el techo se pintaban flores de loto y
nubes para representar el cielo. Las tabletas del rey y la reina se sitúan al
fondo de la habitación, en unos cofres, el rey al oeste, la reina al este. Si
la reina moría antes que el rey, su tableta se guardaba en palacio hasta que
falleciera el rey, tras lo cual ambas tabletas eran llevadas al santuario.
Las tabletas funerarias están realizadas en madera
de castaño, tienen forma rectangular y en la parte frontal hay un agujero por
el que los espíritus pueden entrar y salir (sobre creencias no hay nada
totalmente escrito, aunque todas se parecen).
En cada extremo del cuerpo principal del pabellón hay
habitaciones auxiliares y almacenes.
Se cuenta que cuando las tropas japonesas
invadieron Seúl, algunos soldados se alojaron en Jongmyo, y que repentinamente
murieron, por lo que el resto de soldados abandonaron el lugar, con la creencia
que el santuario no era un lugar para estar por la presencia de los espíritus
de los reyes (estas historias de ultratumba siempre tienen filón).
El resultado final cuando se han preparado los
objetos para los rituales es el siguiente. En las fotografías creo que se puede sentir la seriedad de estos rituales.
El patio tiene el camino central elevado por el que
entraba el rey (ahora sí tiene su propio camino), y aunque no andamos por él sí que salimos por la puerta
principal de entrada, la puerta del sur, la puerta de los espíritus, por la que
se tenía la creencia que los espíritus entraban. A ambos lados de la puerta hay
dos pabellones más, dos santuarios: Gongsidang para alojar las tabletas de los
que sirvieron con mérito a los reyes cuyas tabletas se encuentran en Jeongjeon y
Chilsadang, un lugar de oración por el buen desarrollo de los asuntos de la
familia real y del pueblo.
A la salida de Jeongjeon uno de esos detalles
anacrónicos con el lugar, y que al tiempo te producen tanta seguridad como
inquietud, la primera por estar comunicados, la segunda por el hecho de tener
que llegar a utilizar este aparato en un lugar como este.
La última zona que nos queda por visitar en el santuario es Yeongnyeongjeon, el Salón de la Eterna
Paz.
Yeongnyeongjeon fue añadido en 1421 por el rey Sejong, cuando
Jeongjeon no podía albergar más tabletas funerarias, y constaba de 6
habitaciones, que se ampliaron a 16, que contienen a su vez 34 tabletas funerarias.
Tiene unas dimensiones más pequeñas que Jeongjeon,
y la sección central del tejado es más elevada que en este último, que presenta
una larga línea horizontal; esta sección aloja las tabletas de cuatro
generaciones de antepasados del rey Taejo.
Como entramos por la puerta de los reyes, salimos
por la de la izquierda, que creo que era la que correspondía a los músicos,
bailarines y participantes que actuaban durante los ritos, ya que el pabellón
que tenían asignado se encuentra cerca de ella.
Los hongos parecen jugar a formar sus propias
pagodas de deseos entre los árboles.
Sin pisar el camino de los reyes, sobre todo porque
está expresamente prohibido salimos del santuario.
Con esta visita además hemos desentrañado algo más sobre el complejo y
curioso ritual que conocimos más a la ligera en Gyeonggijeong en Jeonju. El
memorial recibe el nombre de Jongmyo
Jerye, siendo uno de los más antiguos y complejos rituales del mundo, que
se dejo de realizar durante la colonización japonesa y la guerra, pero que en
1969, los descendientes de la familia real volvieron a celebrar, abriéndole al
público, que forma parte de las ceremonias. La música que acompaña a la
ceremonia recibe el nombre de Jongmyo Jeryeak.
La ceremonia consta de tres partes: bienvenida a los espíritus,
entretenimiento a los espíritus y la despedida de los espíritus en su camino al
cielo. El acto comienza en el palacio Deoksugung, lo que supone un
largo trayecto caminando.
Esta celebración ha dido declarada por la Unesco como Patrimonio
Inmaterial en 2001. En la actualidad se celebra el primer domingo de mayo.
No deja de ser curioso que sin reyes se siga celebrando, pero creo que
es bueno recordar los ritos del pasado, de todo se aprende, más cuando este
básicamente trata de enlazar los mundos de los vivos y los muertos, así como
presentar los respetos a estos últimos, y ¿esto no es lo mismo que hacemos en
nuestros cementerios?, otra cosa es ser monárquico, republicano o anarquista…
Un mapa del complejo del santuario:
Palacios, templos, santuarios, impresionante la belleza de estos monumentos que salpican toda Corea.
ResponderEliminarHistorias curiosas y fascinantes que sabes contar con sencillez.
Gran trabajo.
Hola Enrique!
ResponderEliminarLos tejados de Corea y sus contrastes, ya sea contra el propio cielo, ya sea contra edificios modernos, es algo que se te queda en la retina y que te gustaría volver a encontrar.
Las historias no creo que estén contadas con mucha sencillez porque cada edificio, cada habitación, tiene un uso o tiene un rey o una historia detrás, pero a mí gusta conocer que pasó por allí y puede que a alguien más le interese.
Gracias!!