Aprendiendo
de las mujeres
En la isla de Jeju-do las mujeres han sido las
cabezas de familia, las que trabajaban y sacaban adelante el hogar, y en
especial, se han hecho famosas en todo el mundo las mujeres haenyeo, mujeres que bucean a pulmón en
busca de erizos, almejas, mariscos, pulpos y crustáceos de los fondos marinos y
que sólo existen en esta isla y en Japón.
Cuando se lee algo sobre estas mujeres impresiona, así que
lo mejor es acudir primero a saber más de ellas en el Museo Haenyeo (1.100W), en los alrededores de la población Gujwa (mirar mapa), no muy lejos de la ya visitada cueva Manjanngul.
En el interior del museo hay reproducciones de las aldeas de pescadores, de
las casas con los utensilios utilizadas en el hogar para cocinar o de la vida cotidiana en general.
Las cunas eran de bambú y se utilizaban para los
niños de entre tres días y tres años. Cuando las mujeres salían a trabajar,
bien al campo o al mar, los cargaban en estas cunas en sus espaldas, y dentro de casa
la mujer mientras atendía sus labores los acunaban con un pie (que las mujeres seámos multitarea es de lo más normal en todos los países y todas las civilizaciones).
Hay reproducciones de las comidas, donde por
supuesto no falta el kimchi.
Hay dioramas de las aldeas de pescadores: sus casas,
sus barcos de pesca, y de sus actividades cotidianas en la agricultura o en el mar.
Se puede ver una interesante y estupenda colección de
fotografías antiguas, en las que están estas increíbles mujeres haenyeo, cargadas
con sus aparejos dirigiéndose a su trabajo con sus antiguos uniformes de faena, que serían cómodos y adaptados a las telas que usaban, pero para bajar a pulmón al mar precisamente calientes no eran.
Con la llegada de nuevas prendas las mujeres haenyeo se modernizaron utilizando el neopreno.
También se las representa en figuras para ver de
manera más eficaz sus trajes y aparejos, como las boyas de calabaza para marcar su posición en el mar.
En maquetas se reproduce su trabajo de gran
esfuerzo, apoyadas por barcas de madera conducidas por hombres; normalmente los hombres arriba y las
mujeres abajo del mar. Antes de salir a faenar realizaban un rito chamánico al
dios Yo-wang para que protegiera a las mujeres y garantizara una pesca
abundante.
También hay barcas y aparejos de pesca en general en el museo.
Hay conchas del famoso abulón con sus bonitos colores
verdeazulados, pero será un molusco que no volveré a intentar comer jamás (aunque nunca se debe decir nunca).
Haenyeo ha sido una práctica para generaciones alrededor
de las aguas de la isla de Jeju-do, frente a las costas de Japón y China, pero en los
últimos años el número de mujeres que lo practican ha descendido ya que las
hijas no han continuado con la tradición (el trabajo parece mucho y la
recompensa no creo que se estime en el precio adecuado). En la década de 1950
en la isla trabajaban casi 30.000 mujeres y actualmente su número no llega a
3.000.
Las mujeres haenyeo también fueron un punto de
referencia histórico en Corea al llevar a cabo una campaña contra la
explotación japonesa y luchar por sus derechos en enero de 1932, siendo el
único movimiento liderado por mujeres.
Ya que hemos aprendido sobre estas maravillosas
mujeres lo mejor es ir a conocerlas in situ ejerciendo su labor en el mar. Todos los días hacen una
exhibición en la playa de Ilchulbong, una pequeña playa situada en la base del
pico Seongsan Ilchubong (mirar mapa).
Antes de salir a pescar y demostrar su técnica y
sus habilidades realizan un canto y aunque no suenan bien en melodía suenan
bien por cómo lo hacen, el ambiente, la situación, las ganas de verlas.
Todas son mayores (más de sesenta años por regla general), hay una más joven y se nota
claramente por su piel, sus labios pintados, sus pendientes. Creo que la de la
derecha de la fotografía tiene ¡83 años!, cuarteados en su piel de sol y de sal
marina.
Allá se van, el mar es su amigo y el medio en el
que se manejan nunca mejor dicho como pez en el agua, y eso que no se las ve
grandes nadadoras pero sí bien su técnica no será la mejor si la aplican
con la sabiduría de la práctica y los años.
Tras un rato sale una de ellas, la más mayor, con
un pulpo entre sus manos y todos la aplaudimos.
La muje sale airosa con
su captura, un pequeño pulpo.
La mujer deja a los turistas coger el pulpo y
fotografiarse con ambos. Yo lo hice y tengo las fotografías que atestiguan el
momento, pero al igual que en otros momentos con cocodrilos, serpientes y lagartos no he
tenido decoro en demostrar mi miedo, en esta ocasión no he salido con mi mejor cara (si es que tengo alguna mejor), así que os dejo a vuestra imaginación este momento, que como ya se puede suponer no tuvo nada de glorioso. La sensación es que el pulpo se te agarra pegando las ventosas de sus patas con una fuerza increíble a la mano, con lo que más que miedo era repulsión y el susto inicial al ser "succionada".
El buceo que realizan estas mujeres no tiene nada que ver con el que yo intenté realizar con bombona en la preciosa Gran Barrera de Coral en Australia.
Justo al lado de la playa hay un restaurante regentado por estas mujeres donde se puede disfrutar de una comida marina de lo más fresca, de la mar al plato.
Justo al lado de la playa hay un restaurante regentado por estas mujeres donde se puede disfrutar de una comida marina de lo más fresca, de la mar al plato.
En la playa, sobre la base del pico o volcán
Seongsan Ilchulbong se pueden ver los depósitos de ceniza (llamada también tephra), que
son expulsados y luego caen al suelo, pudiendo ser transportados por los gases
calientes y el vapor a lo largo de la superficie terrestre, tal cual si fuera
una tormenta de arena en el desierto, quedando depositados en formas de capas. Siempre hay lugar para aprender más de la vida y la naturaleza, en este caso de geología, aunque me da que será de esas nociones que se pierdan entre mis neuronas.
Así que no te atreves a mostrar la foto con el cefalópodo por pudor, eh? Conozco a mucha gente que el pulpo le da repulsión, aunque no en mi caso, ya que suelo ir a pescarlos en la bahía. La verdad, y a falta de leerme todavía algunas entradas, me parece increíble el volumen tan grande de cosas a ver en Corea, y sobre todo la paciencia que tienes para contarlo. Gracias Maca
ResponderEliminarJajajaja, pues no Nacho, no me atrevo a mostrar esa faceta, y es que salgo con un careto tremendo, yo creo que el pulpo estaba más asustado de mí que yo de él.
ResponderEliminarCorea es un país a descubrir, reconstruido en su mayor tras el paso de los japoneses y de la Guerra de Corea, y donde gana abrumadoramente es en sus paisajes, sus montañas y los templos alojados-escondidos en ella...Yo recomiendo su visita con la mente abierta y libre de comparaciones.
Paciencia y tiempo Nacho, que ya sabes que esto lleva lo suyo.